lunes, junio 12, 2006

Discurso sobre el Genocidio Armenio

Señor Presidente: cuando comenzamos a confeccionar esta expresión de apoyo a la colectividad armenia nos planteamos la necesidad de enmarcarla dentro de lo que aprobamos este año acerca de declarar al 2006 como “Año de la Memoria, la Verdad y la Justicia”, al cumplirse los 30 años del golpe militar.

Y quisimos enmarcarla dentro de la memoria porque la lucha del pueblo armenio por el reconocimiento de su genocidio no es sólo una cuestión histórica sino que tiene estricta actualidad.

En los últimos diez años se pueden contabilizar genocidios de diversos pueblos.

Y tal como hicieron hincapié con un alto contenido humanitario y solidario, y no sólo centrándose en la reivindicación del genocidio perpetrado contra el pueblo armenio las autoridades del Consejo Nacional Armenio en el acto que se llevó a cabo en la plazoleta que posee dicha colectividad en Valentín Alsina, pueden mencionarse el del pueblo tutsi en Ruanda, la guerra de los Balcanes, las limpiezas étnicas de la ex Yugoslavia, Bosnia, y Kosovo, el que se está desarrollando actualmente en Sudán y la persecución de las poblaciones kurdas, que fueron atacadas con gases tóxicos en la década del 90 por Saddam Hussein y que todavía siguen perseguidas.

De ahí la importancia de que estos hechos no sucedan nunca más.

Y si se toma conciencia de que realmente estos crímenes son contra toda la humanidad se hará evidente que el silencio y la indiferencia son también responsables de estas tragedias, ya que estos hechos se están produciendo actualmente ante la mi rada cómplice de la Comunidad Internacional.

De hecho, en 1939 ya se había olvidado el genocidio armenio. No estaba ni siquiera instalado en el debate de la comunidad internacional, en el seno de la Primera Guerra Mundial, que se robaba toda la atención. Sirvió para que Adolfo Hitler iniciara el posterior Holocausto sobre el pueblo judío.

Él se preguntó ¿quién se acuerda hoy del genocidio armenio?.

Es por eso que es muy importante el ejercicio de la memoria colectiva y la justicia. Y en cuanto a la dimensión de la verdad, es muy importante el reconocimiento, en este caso, de la verdad porque es una cuestión juzgada, ya que Turquía lleva adelante una política negacionista sobre este genocidio que perpetró el estado turco.

También queremos establecer algunos paralelismos por este hecho triste para la historia de la humanidad, y nos pareció que teníamos que enmarcarlo con el golpe que sufrimos nosotros en el 76, y me permito leer una pequeña cosita, que me pareció muy interesante.

En 1978 Videla dijo públicamente que los desaparecidos no existen; no están ni vivos ni muertos; simplemente no existen.

En 1916, uno de los principales responsables de la tragedia del pueblo armenio dijo algo similar: dijo que la cuestión armenia no existe más, porque simplemente los armenios no existen más.

Según la Convención de la ONU para la prevención y la sanción del genocidio, un genocidio es un plan sistemático tendiente a la eliminación de un grupo humano por motivos religiosos, raciales o políticos. Se trata de un delito contra toda la humanidad y como tal no prescribe por el paso del tiempo.

En estos casos, desde el terrorismo de Estado lo primero que hacen los responsables es justificarse e identificar a las víctimas como supuestos enemigos internos. En el caso del gobierno turco, lo hizo señalando a los armenios como potenciales aliados a los rusos en la Primera Guerra Mundial, y en supuesta defensa de sus territorios.

El siguiente paso del genocidio plantea un escenario de guerra sucia, una suerte de teoría de los dos demonios, donde la víctima es potencialmente peligrosa y “tiene merecido” lo que le pasa —“algo habrá hecho”—.

Una vez perpetrado el genocidio viene la etapa de negación del mismo: “esto nunca ocurrió”, algo en lo que persiste el Estado de Turquía hasta en la actualidad; por eso la importancia de esta declaración. Primero, se relativiza la tragedia, se baja el número de víctimas, llevando el caso al campo de lo contable. Hoy, las autoridades turcas siguen diciendo que no fueron tantos los asesinados, solamente 300.000; como si los números, al disminuir, restaran importancia al hecho.

Hoy, a 91 años del genocidio y a 90 años de aquellas declaraciones de ese mandatario turco que decía que la cuestión armenia no existe más porque los armenios no existe más, se puede constatar justamente lo contrario. A pesar de los intentos por exterminarlo, el pueblo armenio existe y está más vivo que nunca, y se ve en los actos de conmemoración que todos los 24 de abril se llevan a cabo a lo largo de todo el mundo y, en particular, en nuestra ciudad, Lanús, en Valentín Alsina. (Aplausos).